La erótica del verano

No hay duda de que el verano posee un erotismo muy especial. Las altas temperaturas, las pieles bronceadas y los cuerpos ligeros de ropa, entre otros muchos factores, hacen que la libido y las feromonas se disparen hasta límites inimaginables en la época estival.

La erótica del verano

Cualquier lugar es bueno para dar rienda suelta a nuestra pasión y disfrutar del sexo de mil y una formas. Además de la cama, la ducha o el sofá, con el buen tiempo los sitios donde practicar el sexo se multiplican: una acogedora piscina privada, un recóndito lago, una exótica playa o, en definitiva, cualquier enclave al aire libre que nos brinde cierta intimidad puede ayudarnos a disfrutar de unas relaciones sexuales sanas, desenfadadas y, sobre todo, muy refrescantes.

La playa especialmente es un lugar en torno al cual gira una gran cantidad de fantasías sexuales, tanto masculinas como femeninas. La posibilidad de hacer el amor acostados en la orilla mientras sentimos como rompen las olas en nuestra espalda, o la de hacerlo directamente dentro del agua, con el hombre sosteniendo a la mujer en sus brazos, son algunas de las propuestas más excitantes que nos ofrece el mar. En este sentido, no infravalores la importancia que tiene el uso de lubricantes en las relaciones sexuales acuáticas, ya que aunque pueda resultar extraño, el agua tiende a resecar tanto el pene como la vagina.

Y qué decir de los helados y su indiscutible erotismo. Además de ser un postre con propiedades altamente afrodisiacas, los helados se prestan a un sinfín de juegos sexuales. Prueba si no a cubrir el cuerpo de tu pareja con un sabroso helado de tu sabor favorito, dejando las zonas más erógenas para el final. Tu pareja se derretirá al tiempo que lo hace el helado en tu boca al lamerlo suavemente...

No en vano, el hielo es uno de los mejores aliados del placer sexual durante el verano. Su capacidad para provocar sorprendentes contrastes de temperatura en cualquier parte del cuerpo ofrece mucho juego a nivel sexual. De ahí que en esta época sean especialmente recomendables los juguetes eróticos congelables, como las balas vibradoras, los consoladores o los vibradores con hielo.

Para disfrutar de sus ventajas, tan solo tendremos que abrir estos artilugios, rellenarlos de agua y meterlos en el congelador durante unas pocas horas. Una vez congelada el agua, podremos experimentar las intensas sensaciones producidas por el hielo en contacto con nuestro cuerpo, deslizándolo por la espalda, el torso, el cuello, los muslos y, en definitiva, por cualquier zona erógena que se nos ocurra. Eso sí, deberemos ir con mucho cuidado en zonas especialmente sensibles como los pezones, el clítoris o el glande, que podrían sufrir quemaduras si las sometemos a un repentino y excesivo tiempo de contacto con el hielo. Para ello, lo mejor es ir aclimatándolas poco a poco a la temperatura, rodeándolas primero y haciéndolas entrar en materia de forma progresiva.

Aprovecha el fascinante poder erótico del verano para disfrutar al máximo de tus relaciones sexuales.