BDSM el erotismo de la dominación

El BDSM es la denominación empleada para designar una serie de prácticas y aficiones sexuales relacionadas entre sí y vinculadas a lo que se denomina sexualidad extrema convencional. Este término se emplea a menudo, de forma equivocada, como sinónimo de sadomasoquismo, pero no es exactamente lo mismo, ya que este último solo es una parte del BDSM.

BDSM el erotismo de la dominación

El acrónimo BDSM está formado por las iniciales de las principales prácticas que engloba: B (bondage), D (disciplina y dominación), S (sumisión y sadismo) y M (masoquismo).

La cultura BDSM es relativamente reciente. Su origen data de la década de los 70, cuando diversas asociaciones de activistas homosexuales S/M de EE.UU. e Inglaterra decidieron crear un mismo espacio subcultural para la práctica de estas actividades. No es hasta principios de los 80 cuando el movimiento BDSM comienza a englobar también a la cultura heterosexual y lésbica.

A pesar de su inmensa variedad, todas las actividades enmarcadas en el BDSM tienen un elemento común: los participantes construyen, de forma voluntaria y partiendo de una situación de consenso, relaciones con un marcado traspaso de poderes, Erotic Power Exchange (EPE o Intercambio Erótico de Poder), en donde una parte ejerce el rol dominante o activo y la otra el sumiso o pasivo. Sin embargo, a algún@s participantes les gusta ejercer ambos roles, dependiendo del momento o de la persona con la que interactúen. En ese caso se habla de un activista switch.

El consenso que se establece en todas las relaciones BDSM es precisamente lo que le dota de sentido común, distanciándolo de cualquier caso de violencia no pactada, malos tratos, violencia de género, etc. Además, dado que muchas de las situaciones durante una sesión contienen elementos de fantasía y/o rol en los que se escenifica la "protesta" del participante sumiso, existe la denominada palabra de seguridad, que le permite dejar claro que su protesta es real. Suele ser una palabra en clave acordada previamente de rápida dicción y sonoridad. La ética del BDSM prefija que, llegados a ese punto, la parte dominante debe respetar dicha manifestación e interrumpir inmediatamente la actividad.

En España, el BDSM se puede practicar en algunos clubes y bares de Madrid y Barcelona. Asimismo, en los últimos se ha desarrollado un nuevo modelo de dominación profesional que incluye prácticas consensuadas con clientes sumisos de ambos sexos. Casi todos son mujeres que cobran dinero por sus servicios de prostitución especializados en BDSM, y reciben el nombre de Ama, Mistress o Domina.

¿Te animas a adentrarte en la cultura BDSM?