La importancia de los gemidos en el sexo

Los sonidos del sexo son tan variables como las preferencias de cada persona al practicarlo. Casi todo el mundo ha experimentado alguna vez la sensación de exclamar cualquier tipo de ruido al sentir placer o encontrarse en pleno orgasmo.

La importancia de los gemidos en el sexo

No obstante, hay muchas personas que prefieren no emitir sonido alguno durante el sexo, pues les parece vergonzoso o humillante, lo que les lleva a reprimirse de disfrutar esta sensación.

Estadísticamente las mujeres son las que más gritan durante al sexo. Los hombres, por su parte, son menos expresivos y la mayoría de las veces que gimen lo hacen en el momento de alcanzar el orgasmo.

Los sonidos sexuales son, sin duda, unos poderosos estimulantes. Tod@s nos excitamos al saber que causamos placer a nuestra pareja, y los gritos, gemidos y palabras son la mejor manera de enterarnos de tan satisfactoria sensación. De hecho, el sexólogo Martín Velazco afirma que "muchos hombres gustan de escuchar a ellas gritar y gemir mientras hacen el amor, ya que se refuerza la seguridad en el acto; por el lado de las mujeres, también se experimenta cierto placer al escuchar a su pareja, aún cuando ellas son más expresivas".

La empatía con la pareja es fundamental para no caer en malentendidos. Algunas veces la pasión hace que expresemos ciertas cosas que pueden parecer desagradables o incluso ofensivas. Para no malinterpretarlas será muy importante una fluida comunicación de la pareja y un conocimiento mutuo de los miembros de la misma.

Conviene también señalar que la excitación producida por los gritos y gemidos puede llegar a ser tan fuerte o incluso más que la estimulación directa a los órganos sexuales. Esto es gracias a la increíble sensibilidad de nuestro oído, que no deja de ser otro importante estimulante sexual. De hecho, los sonidos que se producen durante el sexo pueden anticipar el orgasmo e intensificar la intensidad del mismo de forma notable.

Por último, tampoco cabe duda de que los gritos y gemidos sexuales dan lugar en muchas ocasiones a situaciones bastante curiosas. Una de las últimas fue el caso de Caroline Cartwright, una joven británica que fue acusada por sus vecinos de gritar despavoridamente cada noche que mantenía sexo con su marido, situación que la llevó a ser condenada por un juez a no volver a exclamar nunca más cualquier tipo de ruido durante el acto sexual.

También en Inglaterra, un grupo de adolescentes malinterpretaron los gritos de una chica que mantenía relaciones sexuales con su novio al creer que era víctima de un asalto; los jóvenes propinaron una tremenda paliza al amante para "salvarla".

Seguramente ninguno de ellos sabía la importancia que pueden llegar a tener los gemidos en el sexo...