El origen de los consoladores también llamados Dildos
Desde que la mujer es mujer y el hombre es hombre, siempre han sentido la necesidad de masturbarse. Vamos, que la masturbación no es ni mucho menos una costumbre nueva ni una necesidad que acabamos de descubrir. Prueba de ello es que el consolador más antiguo encontrado hasta la fecha, una piedra con forma fálica de 20 cm de longitud... ¡data del paleolítico! Imagina a cuántas mujeres habrán satisfecho estos juguetitos desde entonces...
La necesidad de masturbarse no ha cambiado a lo largo de todo este tiempo, pero por suerte sí lo han hecho los materiales y, sobre todo, la calidad de los consoladores, también llamados Dildos. Por cierto, ¿sabes de dónde vienen estos nombres? El nombre "consolador" es más que evidente, ya que este juguete erótico "consuela" sexualmente a la mujer (o al hombre) ante la ausencia, de forma intencionada o no, de una pareja sexual. Por su parte, el origen del nombre "dildo" es bastante diferente, ya que proviene de un artilugio propio del sector náutico y de forma muy semejante a la del juguete sexual que se insertaba en un orificio de los barcos para fijar sus remos.
Hoy en día casi todas las mujeres cuentan en su cajón, armario o rinconcito secreto con un dildo para seguir con la tradición iniciada hace miles de años por nuestros antepasados y disfrutar de sus momentos más íntimos (no necesariamente en solitario). Y lo mismo sucede con muchos hombres deseosos de experimentar la penetración anal...
En la mayoría de los casos consideramos a nuestro consolador como un compañero sexual más, alguien con el que jugar, experimentar y divertirnos cuando y donde queramos, sin quejas ni impedimentos, y que además nunca nos dirá la temida frase que tantas frustraciones y noches en vela ha llegado a provocar: "Hoy no, cariño, que me duele cabeza".